Sin duda, las caricaturas de Hanna Barbera han acompañado a muchas generaciones desde su fundación en 1957 por los directores de Metro Goldwin Meyer, William Hanna y Joseph Barbera; quienes después del mundo publicitario, dedicaron su carrera a las animaciones para televisión.
Personalmente, muchas de estas primeras animaciones (aquellas de los sesenta), los vi por primera vez en el gran Pipiripao de canal UCV de Valparaíso. Incluso los Picapiedras, cuyo “limbo” entre TVN y Mega, al igual que el Chavo del 8; los vivió en el canal del puerto.
Si recordamos que el programa de Nicolini inició en 1984 para extenderse pasado los noventa, sumado a las producciones más recientes del estudio norteamericano que eran emitidas por el bloque infantil de Televisión Nacional de Chile; Hanna Barbera y sus personajes han estado omnipresentes en nuestra vida, prácticamente desde siempre.
¡Cómo no recordar a Don Gato y su Pandilla, los Picapiedras, los Jetsons, Piernodoyuna y sus autos locos, Leoncio y Tristón, Huckleberry Hound, Tiroloco McGraw, entre otros muchos entrañables personajes!
Sin embargo, y como era habitual en el Chile de los ochenta, no era común ver productos de mercadeo originales en el comercio. Sólo alternativas piratas, de dudosa calidad y generalmente con nombres adulterados para esquivar demandas por derechos de autor, llenaban los anaqueles de algunas tiendas nacionales.
Offtopic: ¿Recuerdas aquellas indignas poleras “Rando” o “Rombo” (Rambo), o “Tranformers” (Transformers)? Ni hablar de las billeteras piratas de las Tortugas Ninja y los Simpsons.
Sólo álbumes como el “Carnaval de los Picapiedras” de Salo, nos acercaban a este mágico mundo, sólo comparable a otro gigante como el de Disney; que tuvo un álbum muy similar en 1978 llamado “Galería de Walt Disney”, editado por DOCE en ese entonces.
Dos en Uno al rescate
Corría 1988 y Dos en Uno nos sorprendería con una de las promociones más recordadas de los últimos años de la década: El Carnaval de Yogi.
Aunque extrañamente no había premios ni canje de por medio, su gran nivel de recordabilidad radicó en que se creó un dulce o paleta exclusiva para la temática de Hanna Barbera. ¿Sería que todos necesitábamos algo que nos acercara a estos queridos personajes?
De apariencia similar al Tigretón, se trataba de una barra rectangular con un palito al centro. Su color variaba respecto de su sabor. Su envoltorio era rojo, y en su interior traía lo que nos marcó para siempre: una lámina con un personaje oculto, que tras rasparlo, develarías su identidad.
Contrariamente a como muchos piensan o recuerdan (¿efecto Mandela?), no eran autoadhesivos sino láminas. Su materialidad era una especie de papel diamante translúcido, algo débil a los arañazos que le propinabas con una moneda o la uña para descubrir a tu personaje oculto.
Siendo honesto, al mirar la lámina aún con sus zonas raspables cubiertas, era muy fácil darse cuenta de qué personaje de qué se trataba. Muchos de las formas de encubrir a un personaje, era con sombreros ridículos, bigotes, anteojos y otras vestimentas muy poco creativas.
¿Cuántos personajes eran? Realmente es una pregunta difícil de contestar. Personalmente, tuve al menos 50 personajes distintos en sus dos variantes, las que generalmente eran una mirando hacia la derecha y otra a la izquierda. Sólo había unos pocos que tenían tres diferentes.
La premisa de la promoción era “Adivina quién es quién”. Por su parte, cada lámina rezaba la frase“Raspa y Descubre tu Personaje”, añadiendo una lúdica adrenalina infantil a la compra de cada golosina. ¿Cuál personaje sería el que obtendríamos?
¿Por qué se eligió a Yogi como personaje ancla de este caramelo? Tampoco tengo la respuesta. Sólo puedo suponer que la popularidad de éste estaba en su pináculo por aquellos años.
Si pensamos que fue creado en 1958, el año del lanzamiento de la golosina, el oso de Jellystone celebraba 30 años de vida. Asimismo, en ese 1988, también se estrenó su película “El Oso Yogi y la Invasión de los Osos Espaciales”, así como su serie animada “El Nuevo Show del Oso Yogi”. ¿Coincidencias? No lo creo.
Personalmente, creo que la tesis del cumpleaños, tal como se hizo con Mickey ese mismo año cuando el ratón cumplía 60 años; y se lanzó en el marco de esa celebración la promoción “Junta Juega y Gana con Ambrosoli – Disney”
Finalmente, y como dato curioso, esta golosina sirvió como antesala (al menos en el molde), a lo que serían los recordados , lanzados en 1989. El concepto era el mismo, pero esta vez en lugar de raspables, se trataba de autoadhesivos de diversos adefesios.
El comercial
Como todo nuevo producto, su promoción por televisión era fundamental, sobre todo en una era sin internet. En él se presenta el chupete y sus distintos sabores y colores, junto al cántico “Adivina quién es quién” como referencia a la identidad oculta de cada personaje contenido en las paletas.
Como dato, puedes apreciar que Scooby Doo aparece en el metraje, sin embargo, nunca vi que alguien lo tuviese. Ni hablar de Shaggy, Wilma, Dafne o Fred. Quizás algún tema de derechos lo impidió. Si tienes esta lámina en tu colección, y deseas romper este verdadero “mito”, sólo compártenos una foto en los comentarios.
A continuación, te dejo el comercial:
Nota 1: RECTV lo subió fechado en 1990, pero en realidad corresponde a 1988.
Nota 2: Se les llama “Chupetes Yogui”, pero la caja del producto dice “Carnaval De Yogui” (españolizado desde Yogi, como se utilizó en este artículo).
¿Qué opinas? ¿Por qué pudo no incluirse a los personajes de la Máquina del Misterio? ¿Por qué Pepe Trueno salía tantas veces?