La luz que se abría por el levantamiento de la cortina luego de horas de espera, parecía sacada de una película bíblica que revelaría el milagro que esperábamos. La tienda Alhue al fin abría sus puertas.
– “¿Va a abrir?”, le preguntamos a la misteriosa silueta.
– “Sí, pasen”, nos contestó.
Éramos los primeros clientes. La ansiedad nos corroía y al fin podíamos ver al otro lado de la vitrina.
ALHUE no era una tienda muy grande. A lo más, 6 metros cuadrados de añosas vitrinas y de un pasado no muy glamoroso que reflejaban una forzada actualización a los juguetes de moda: Transformers, G.I.JOE, Jem, Super Powers, entre otras muchas joyas de esos años.
Explorando la tienda con los ojos pudimos llegar a una lógica conclusión: su stock y variedad era bastante limitado, pero a la vez, interesante. Una joyita oculta en una galería de una comuna que en esos años, no estaba tan poblada.
– “Mira, tiene algunos Terrorcons … ¿con cuál vas a partir?”, le pregunté a mi primo Rodrigo.
– “Voy a partir con ese con forma de huevo”, me dijo refiriéndose a Rippersnapper.
Terrorcon Rippersnapper
Era nuestra primera compra en la misteriosa tienda, que al igual que otras de su época, permitía la grandiosa modalidad de “separar” un juguete e ir pagándolo en cuotas. Todo, de palabra.
TIENDA ALHUE y sus TERRORCONS
Luego de tomar el blister de la vitrina y dárnoslo después de pagar, el poco carismático encargado nos dio el Transformers y partimos volando a la casa de mi primo, a la que se podía llegar a pie desde el centro.
Al ser Transformers que en su momento costaban cerca de $2.000 no era imposible conseguirlos ahorrando plata un par de meses. Al día de hoy (2024) son alrededor de 18 mil pesos.
Terrorcon Cutthroat
– “¿Cuál vas a comprarte después?”, le pregunté a Rodrigo algo ansioso.
– “Me gusta el pájaro … Cutthroat creo que se llama”, me contestó. La suerte estaba echada.
Entre las bromas y el nuevo Transformers, tuvimos diversión para rato. Nos parecía realmente mágico que una pequeña tienda ubicada en una galería de una ciudad pequeña, nos guardara esas sorpresas.
Pese a tener un horario bastante extraño, y cuya razón desconocimos siempre; Alhue tenía lo suyo y ofrecía poco pero bueno.
EPÍLOGO
Finalmente y con el pasar de los meses, mi primo Rodrigo se logró comprar a Cutthroat con la ayuda de mi tío. Lamentablemente, los largos tiempos para ahorrar, lo pillaron con el cierre definitivo de la Tienda Alhue.
Una tienda que según recuerdo, no alcanzó a llegar a 1990. Sobre sus dueños, nunca supimos algo, por lo que es difícil contarte o suponer qué pudo haber pasado.
Increíblemente, mi primo aún conserva esos valiosos Transformers y, por mi parte, el set de bromas que compré en la tienda aledaña.
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