Cuando éramos niños, un mundial de fútbol era, sin duda, un hito que invadía completamente nuestras cortas e intensas vidas. Comerciales, promociones, álbumes, y una televisión, que encontraba en el balompié; la excusa perfecta para mantenernos absortos de la realidad imperante por esos años.
El mundial de México 86 será recordado por muchos, como el de Maradona y su dupleta de golazos a Bélgica e Inglaterra; así como el convertido con “La Mano de Dios” al golero inglés Peter Shilton.
En aquella cita, vimos cómo Francia eliminaba a Brasil vía penales, con un épico lanzamiento que tras dar en el vertical, rebotaría de vuelta en la nuca del portero Gallo Carlos de Brasil, para ingresar al pórtico. Derrota épica, llantos cariocas y a repetir la semifinal de España 82, frente a los alemanes.
Pero antes de todo esto, la televisión nos preparaba un par de meses antes para la fiesta. Con un literal bombardeo de publicidad alusiva a la Copa del Mundo, no podían faltar, las promociones que nos encendieran la llama futbolera, aunque esta fuera, de manera lúdica.
Recuerdo que el proceso eliminatorio de México 86, en donde Chile fue al repechaje contra Perú y Paraguay, y del cual resultamos eliminados en Santiago tras empatar a 2 con los guaraníes; lo vivimos domingo a domingo jugando taca taca (esos de tornería) con mi hermana y mi papá, en un torneo que sagradamente realizábamos para calentar el ambiente futbolero.
Asimismo, otro de los juegos que nos mantenía “futbolizados”, era el armado de unos arcos cuyos laterales eran unos cubos de bloques que sostenían un velo que actuaba como red. Los jugadores eran cualquier clase de figuras como Pitufos, Action Jack, entro otros que permitieran “patear” el balón y hacer un gol.
El Mundial a la vuelta de la esquina
Es en este contexto cuando un comercial de Cola Cao irrumpió en escena y nos atrapó con una promoción que, de alguna manera, era una versión estilizada del juego que con mi hermana veníamos realizando domingo a domingo. Se trataba de los Goleadores de Cola Cao.
Ésta consistía en una serie de jugadores articulados de plástico, muy similares a los Playmobil (pero de menor tamaño); cuyos pies se unían a una base circular plana para poder hacer presión sobre un balón achatado y hacerle circular por un campo de fútbol de cartón dúplex.
Cada envase de Cola Cao contenía un jugador en una cápsula de plástico transparente sobre la tapa del frasco, permitiendo ver a qué equipo pertenecía la figura. La idea, era juntar 22 jugadores de dos equipos para poder jugar con algún amigo.
Una tarea nada fácil si consideramos que un frasco de Cola Cao podía durar al menos, un mes. Vale decir, habríamos necesitado consumir este chocolate en polvo durante dos años para completar tan titánica tarea. En otras palabras, 11 kilos de Cola Cao.
Si asumimos que la fiebre mundialera duraba un total de tres a cuatro meses, desconozco si algún fanático pudo lograrlo.
El único de los jugadores que era diferente al resto, era el arquero. A diferencia de sus compañeros de equipo, éste contaba con una paleta que se le adosaba a su espalda para poder manejarlo tras la portería, hecha de cartón duplex.
La cancha, muy difícil de conseguir, era de cartón plegable para permitir un guardado fácil. Los arcos, se montaban sobre la estructura, dándole volúmen.
Antes del Mundial, las Olimpíadas.
Esta no fue la primera vez que Cola Cao exploró el mundo de los deportes con sus recordadas figuras. Su primera incursión sería en 1984, cuando para las Olimpíadas de Los Ángeles, EE.UU; la juguetera catalana Airgam S.A. en conjunto con Nutrexpa (dueña de Cola Cao), lanzaran una serie de figuras alusivas a la gran cita deportiva.
Se trataba de los “Mini Airgam Boys”, hermanos menores de los Airgam Boys, creados en España como competencia directa de los germanos Playmobil, en 1976. La firma era propiedad de José Magriá Deulofeu, quién bautizó a su empresa con su apellido invertido.
En esta promoción, podíamos ver pesistas, gimnastas, basquetbolistas, y muchos otros atletas; que de la misma manera que en su versión de México 86, venían con los accesorios propios de su disciplina más una serie de adhesivos para identificarlos con algún país participante de la gesta.
El comercial
Como te señalaba al comienzo de este artículo, la televisión para quienes fuimos niños en los ochenta, era fundamental para conocer de promociones relacionadas a las marcas que consumíamos a diario.
Cola Cao no fue la excepción, y durante la transmisión del Mundial de México 86, fue auspiciador oficial de la emisión conjunta hecha por UC-TV (Canal 13) y Televisión Nacional de Chile (TVN). Junto a Duracell y Gillette, son de los comerciales más recordados de ese evento deportivo.
Se aprecian muchas imágenes relacionadas con el deporte, y sobre todo de disciplinas olímpicas, por lo que presumo que se trata de un refrito del utilizado dos años antes para la promoción de Los Ángeles 1984.
Tras el fin de las imágenes, el metraje se nos presenta la clásica tonada del producto adaptada con la frase “Cola Cao, te ayuda con fuerza a meter goles”, la que da paso a una extensión del mismo, presentando a Los Goleadores.
En él podemos ver a un par de niños jugando en la cancha de cartón y se aprecia al arquero con su paleta trasera para moverlo. Todo un clásico. Puedes revisarlo a continuación, cortesía del Canal de AQB.
Si bien era bastante improbable que alguno de nosotros consiguiera completar dos equipos completos, sin duda, que las figuras que alcanzamos a juntar nos otorgaron excelentes momentos con amigos y familiares, los que nunca olvidaremos.