Deportivamente hablando, las olimpíadas son un evento importantísimo a nivel planetario. Sin embargo, a nivel televisivo, me atrevo a decir que van por detrás de las transmisiones de los Mundiales de Fútbol y mucho más alejadas, del interés particular de la gente.
A excepción de algunas pruebas en donde hemos tenido dignos representantes, no creo exista un interés mayor sobre la cita deportiva planetaria.
Tal percepción se extrapola a las promociones que las marcas han lanzado para estos certámenes. De los que recuerdo con claridad, están los “Atletas de Cola Cao” (Airgam boys) de 1984, lanzados para Los Angeles; el álbum “El Mundo Olímpico” de Coca Cola, centrado en la cita de Barcelona 1992; y la que nos convoca hoy: los Plop! Olímpicos, que tuvo lugar para conmemorar a Seúl 1988.
¿Qué eran los Plop!? ¿Un producto de Condorito?
Para quienes no lo recuerden, la línea de chupetes Plop! fue lanzada por Dos en Uno en 1987 (por confirmar) (¿se acuerdan de esos transfers que te pegabas en la piel?), y tiendo a pensar que lo hicieron para competir con los muy populares “Pop Soda” de Ambrosoli.
Era un chupete ovalado de sabor frutilla, con un envoltorio rojo y un palo de cartón. Tiempo después, creo que en 1988, lanzaron el Plop! Chicle, que era una versión con envase rosado y que en el núcleo del dulce, venía un chicle de frutilla, el que generalmente, te terminabas tragando sin enterarte de que ya habías llegado al centro.
Las Olimpíadas
Unir autoadhesivos y chupetes de dulce no era algo común hasta ese entonces. Sí lo habían sido las tiras con transfers que en el verano del mismo 1988 habían llenado el respaldo de nuestras camas con esas letras redondeadas azules o imágenes bien surrealistas. Otros tantos, terminaban en nuestra piel, o en la puerta de nuestro refrigerador.
Era 1988 y la fiebre de las olimpíadas estaba a tope. Para conmemorar el evento deportivo se lanzó una serie de autoadhesivos de 8 x 2,5 cms. con ilustraciones de las distintas disciplinas olímpicas, en divertidas situaciones (casi ridículas en ocasiones).
Desconozco cuántas fueron, ni cuántas eran por cada disciplina. De las cincuenta y nueve que tuve, había algunas que tenían cuatro motivos diferentes, mientras que otras sólo una.
Lo que sí tengo claro, es que trataba de comprarlas en diferentes negocios, pues al hacerlo sólo en uno, las probabilidades de que te saliera muchas veces la misma, eran altas.
A continuación, te dejo el set que perteneció a mi colección, escaneado hace un tiempo atrás:
[metaslider id=”919″]¿Cuántos alcanzaste a juntar?