Plop! Transferibles
(Dos en Uno, 1986-1989)

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Transferibles Plop! de su primera etapa en 1986. Estos son parte de mi colección personal.

Golosinas y azúcar por doquier. En una época en donde no existían los sellos negros alimenticios, y donde nuestros dulces favoritos podían vincularse a dibujos animados o personajes de ficción; Dos en Uno arremete con un producto que competiría directamente con otro grande: Pop Soda de Ambrosoli.

En un mercado muy competitivo, donde en una segunda línea podíamos encontrar a productos como Kojak, Bowling y anteriormente Sacapica; Dos en Uno requería ponerse en la primera línea de elección a la hora de comprar un chupete. Es en ese minuto que Plop! aparece en el mercado en su versión frutilla, la original.

Como todo producto que aparece en un mercado atiborrado de opciones similares, la diferencia sólo es marcable a través de alguna promoción que desvíe la mirada de los consumidores; o sea, nosotros los niños de la época, hacia él.

¿Con agua, saliva o sólo raspando?

Es así que para potenciar el lanzamiento de los chupetes Plop!, Dos en Uno incluyó una serie de transferibles que podías pegar en el lugar que quisieras, incluso, en tu propia piel.

Se trataba de unas láminas alargadas de aproximadamente 1,5 x 6 cms. con diseños y dichos muy propios de mitad de los ochenta. Palabras como “Pirulo”, “Lanzao”, “Grosso”, “Pinturita”, entre muchos otros; eran acompañados de divertidas ilustraciones que traducían el chilenismo en su sentido gráfico.

Asimismo, una letra o signo de puntuación, cuya tipografía corresponde a la fuente Frankfurt Regular; se incluía en el borde del transferible. Su finalidad era que la pudieras recortar y formar palabras con las obtenidas de otros dulces. ¡Maravilloso!

Según recuerdo, y entre mis amigos de barrio cuyo centro de abastecimiento de estas golosinas era la botillería “Las Brisas del Maule” del Cerro Barón de Valparaíso; el método primario para activar el transferible era la saliva. Al ser poco efectivo, el paso siguiente era el agua.

Sin duda, uno que generalmente fracasaba era el rasparlos en seco. La gráfica terminaba destruida la mayoría de las veces, y las letras mutiladas sin cumplir su objetivo final.

Anverso de los Plop transferibles de 1986. Estos pertenecen a mi colección personal.

Pese a que las instrucciones señalaban claramente que no se debían aplicar sobre la piel, y que debían ser raspados con un bolígrafo; nunca vi alguien que hiciese caso de estas indicaciones.

Junto a las instrucciones, el anverso incluía un Diccionario Lolo, que explicaba el significado del chilenismo incluido en la lámina.

Segunda patita, Verano Plop y tercera patita.

Finalizaba 1986, el mundial de México ya era historia y un año marcado por el triunfo de la Bolocco y la visita de Juan Pablo II se iniciaba en Chile.

Como parte de esta vorágine y para mantener vigente a Plop!, Dos en Uno introduce el nuevo Plop! Chicle, esta vez de envoltorio rosado y con un chicle en el núcleo del chupete. La lógica es la misma utilizada por Ambrosoli y su línea Pop Soda, que ese año nos presenta un a promoción de “vale otro”, junto a otros premios. ¿Recuerdas las tiras que venían en la parte posterior del envoltorio?

Y claro, la línea de transferibles sufre una modificación respecto de la anterior. Nuevos diseños, esta vez sin chilenismos y con una colorida tipografía Serif con un sombreado paralelo, llegaban para actualizar la propuesta de la dulcera.

Como una manera de mantenerla ligada a la anterior, se conserva la letra incluida en cada lámina; sin embargo, esta vez los textos se refieren directamente a la ilustración que acompañan. Nombres como “avión”, “lince” o “hippo” describen directamente la imagen sin mediar interpretación.

Igualmente se mantiene el Diccionario Lolo, aunque esta vez, los términos son más simples y casi obvios para comprender. Asimismo, el color del anverso con las instrucciones cambia a letras negras en lugar de rojas.

Transferibles Plop! de 1987. Cortesía del coleccionista Manuel “Moscaconlentes” Seguel

El verano de 1988 estaba a la vuelta de la esquina, y mientras Free nos deleitaba con la promoción Vístete Free, Dos en Uno y Plop! no se quedaron abajo y lanzaron una serie de transferibles con motivos veraniegos.

Los motivos con estética New Wave y llenos de la locura y colorido propio de esos años, quedan fielmente reflejados en una serie de transferibles, que esta vez no incluían texto.

A través de alucinógenas imágenes, se evocaban los más entretenidos sentimientos veraniegos, que obviamente, era un orgullo lucir en la playa, en el lugar donde estuvieses veraneando o simplemente en la calle con tus amigos.

Transferibles Plop! Verano 1988. Cortesía del coleccionista Manuel “Moscaconlentes” Seguel

Muchos de mis cuadernos de Cuarto Básico, cursado durante 1988; tuvieron de estos transferibles veraniegos en sus portadas, por cierto, alistados en marzo recién acabada las vacaciones.

Este año, trascendental para nuestro país de cara a lo que sería el Plebiscito del Sí y del No, también tendría en su calendario a las Olimpíadas de Seúl 1988, para lo cual, Plop! hizo un paréntesis en sus habituales transferibles para dar paso a una serie de autoadhesivos relativos a la gran cita deportiva mundial. Puedes leer mi reseña de esa promoción en el siguiente enlace:

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El último año de Plop! transferible

Tras dos años en el mercado y muchos transferibles producidos, se realiza una última “lavada de cara” del producto antes de saltar definitivamente a la temática de personajes de series, como Batman y el Zorro.

Es así como nos encumbramos a 1989, el año del Cóndor Rojas y su vergonzoso “bengalazo” en el Maracaná, cuando Dos en Uno actualiza sus transferibles de Plop! sólo en cuanto a las tipografías utilizadas , siendo esta vez una de tipo Arial Narrow, sin sombreado.

Transferibles Plop 1989. Cortesía del coleccionista Manuel “Moscaconlentes” Seguel

Asimismo, a las letras recortables se suman símbolos similares a los del tránsito, así como todo tipo de signos que resultan más decorativos que expresivos. Muchos de los diseños de la segunda etapa de 1987, ahora tienen una nueva versión con la nueva tipografía. Incluso, muchos de los remanentes de 1987 conviven con la última camada de 1988.

Sería lo último que conoceríamos de Plop! y sus míticos y recordados transferibles. Muchos quienes los tuvimos, les dimos como destino nuestros cuadernos escolares, brazos, refrigeradores, bicicleta, e incluso, el infaltable respaldo de nuestras camas.

¿Cuántos tuviste y en qué lugares los pegabas? ¡Cuéntanos en los comentarios!