Por Oscar Estay
Como las víctimas de Karadima, quiero contar la verdad a usted, don pablo Honorato, y que por su intersección sea incorporado en toda la prensa irresponsable.
- “Dígame su relato”, dice Honorato.
“… Corría el año 1996, luego de un match deportivo en el campo de la calle Ercilla donde mandaba don Cabeza de Piña. Fue un conato con un equipo conformado por Pepino y sus secuaces. Nosotros teníamos un equipo consolidado y entrenado hace mucho tiempo por Tío Beto (en aquel nos engrupía con “Mar y tierra”).
Sigo.
Era un equipo probado, cuya alineación era la siguiente:
Con el uno y arquero indiscutido Lale; de central el que habla; lateral Juanqui; de “creador”, Checoso con Jhale y de goleador Jaimetostado. El cuerpo médico lo conformaba el mismísimo “Doc Slimer”.
Tal como se relataba en aquel pasquín “Farso”, el partido fue trabado y cruel, donde los gritos iban y venían: “no te vai’ pa’ delante, bajaaa, cabecea pa’ bajo no pa’ rriba”…
La era de la computación llegaba tímidamente, dejando a tras la época del “Farso” hecho en máquina de escribir y letras pegadas con goma de pegar “tomada prestada” a Andresito.
Para graficarle el carácter de aquel que denuncio, contare otro dato: estaba de moda los jueves de “Unovisión”, canal argentino de poca monta que destacaba por estrenos brutales como “El retorno de los muertos vivos 3” y la nunca bien ponderada “Serie Rosa”.
Todos nos acostábamos temprano en nuestras casas y trancábamos la puerta de la pieza. Luego de la transmisión oficial, el sindicado nos hacia un compilado del estreno de la noche, siendo el más recordado el Señor Goodman (Buenhombre), con su inseparable paladín, el Negro Manguera; quienes fueron elevados al carácter de santo varón.
- “¿Pero cuál es su denuncia concreta?”, señala intrigado Honorato, incrustándole el micrófono hasta la garganta a su interlocutor.
- “Espérese señor”, le señalo.
Continuando con el relato, terminado en partido este señor dijo que le gustaría contar los acontecimientos de este encuentro deportivo e incorporarlos en el Farso de ese fin de semana que ya quería que fuera cibernético.
Aquí viene mi dolorrr. Me ha dicho: “me puedes prestar tu teclado”, que no era nada menos que uno de los legendarios Atari 800XL. ¡Sí señor, mi laptop de los 90!”. Recuerdo que los juegos demoraban un kilo para cargar, pero nos entretenía igual.
Decidí hacer esta confesión cuando en febrero de 2011, encontré la caja de ese teclado y recordé este obscuro pasaje de mi vida, donde fui violentado en mi propiedad.
¡¡¡POR ESO EMPLAZO AL EDITOR DE ESTE PASQUÍN, EL SEÑOR LALE ZAMORANO, A QUE DIGA Y CONFIESE A ESTA HUMIRDE TRIBUNA QUE CRESTA HIZO CON MI 800XL!!!