El inicio de la década de los noventa traería consigo una nueva camada de series que dejarían a todo lo anterior de lado, por al menos, durante un tiempo.
Los Verdaderos Cazafantasmas, Capitán Planeta, los Dinoplatívolos, el Conde Pátula, entre otros; y posteriormente, otras menos políticamente correcta como Los Simpsons, Beavis and Butthead y Ren & Stimpy, marcaron la ruta de una nueva década.
Pero no fue sino hasta abril de 1991, en que Canal 13 nos sorprendería con la emisión de las “Tortugas Adolescentes Mutantes Ninjas”, cada domingo a las 19:00 hrs.; haciendo que toda la atención de los niños se dirigieran a estas tortugas oriundas de Nueva York.
Si bien estos personajes nacieron en 1984 en viñetas de comic, su salto a la televisión sólo se produjo hacia 1987, cuando en Estados Unidos fueron todo un suceso, en lo que fue su primera adaptación a una serie animada, la que se emitiría hasta 1996.
La locura de las Tortugas Ninja desatada
Tal fue la locura que se venía, que las revistas especializadas en programación de TV, como TV Grama, TeleVideo de LUN o TV Guía de La Tercera; hicieron artículos contándonos acerca de la historia de estos particulares personajes que tomaban sus nombre de reconocidos artistas del renacimiento: Leonardo, Rafael, Donatello y Miguel Ángel.
Incluso, la revista TV Grama llegó a regalar posters y fotografía cada semana de cada uno de los personajes, exprimiendo al máximo la popularidad alcanzada por las tortugas en nuestro país.
Otto Krauss fue la juguetera a cargo de importar los juguetes oficiales a nuestro país, los que fueron promocionados profusamente y en todos los horarios. De la misma manera que con franquisias populares como Thundercats, la juguetera local sumó algunos ítemes de manufactura nacional al mercado de la serie.
Es así como el una vez “Escudo de He-Man” y posteriormente “Escudo de Lion-O”, pasaría a ser una tapa de alcantarilla neoyorkina, lugar de residencia de las Tortugas Ninja.
Pepsi al ataque
Si bien los juguetes oficiales estuvieron en cada una de las jugueterías del país, su alto valor y numerosa cantidad de personajes y sus variantes, les hacía un “imposible” para muchos de los niños de la época.
Es aquí donde las figuras piratas o bootlegs, hacen su entrada magistral. Sin embargo, Pepsi y sus figuras se convertirían en el salvavidas que muchos necesitaban.
Tal como se anunciara en televisión, la promoción vendría a “barrer con todos los villanos de la ciudad”, y de paso, entregarnos horas de diversión con nuestras divertidas figuras.
Como muchas de las promociones de inicios de los noventa, el uso de las tapitas más una suma de dinero, ya era el estándar de la época. En este caso particular, se requerían cuatro tapitas de Pepsi o 7up (Mirinda aún no llegaba al mercado chileno) + $150 (unos $565 a noviembre de 2020) para canjear tu tortuga ninja favorita.
Cada figura medía 9 cms. de alto y estaba fabricada en goma. Eran rígidas y, al no ser articuladas, tenían una posición única lo que dificultaba mucho el ponerlas de pie sin que se cayeran al instante.
En su parte posterior, podemos ver la palabra “PEPSI”, junto a la marca registrada de los estudios Mirage, dueñas de los derechos de la franquicia hasta 2009, años en que pasaron a Viacom a través de su filial Nickelodeon, quién los rebootearía en un par de ocasiones.
Estaban pintadas a mano, por lo que en ocasiones, se apreciaban imperfecciones en el acabado de los ojos o de los paños de cada uno de los personajes. Éstas se canjeaban tanto en las botillerías adheridas o en los servicentros Shell.
Pero esto no era todo, ya que si eras un afortunado, bajo tu tapita podía salir la leyenda “Ganaste una Tortuga Gigante”, lo que te hacía acreedor de una figura oficial de tamaño jumbo. Verdaderamente, un imposible.
Comercial
Como toda buena promoción, su comercial no se hizo esperar y aprovechando el furor descrito anteriormente, se lanzó un spot que utilizaba las animaciones y la reconocida música de la intro de las serie.
A continuación, puedes disfrutarlo como en ese lejano 1991.
Sin duda, un humilde y poco agraciado sustituto, pero que sin dudas nos entregó muchas tardes de juego y felicidad.
¿Las tuviste todas? ¡Déjame tu experiencia en los comentarios!
